LA ARROGANCIA DEL CAPITÁN
La leyenda cuenta la historia de un
capitán holandés llamado Willem van der Decken, quien navegaba por el Cabo de
Buena Esperanza en el siglo XVII. Se dice que Van der Decken era un hombre
terco y obstinado que desafió a la naturaleza y a Dios mismo.
En un fatídico día, el capitán y su
tripulación se enfrentaron a una tormenta descomunal. A pesar de los intentos
de la tripulación de convencerlo de que se detuviera y esperara a que la
tormenta pasara, Van der Decken se negó a rendirse. En un acto de desafío, juró
que navegaría contra viento y marea hasta el día del Juicio Final si fuera
necesario.
Según la leyenda, la maldición de Van
der Decken se hizo realidad, y el barco quedó condenado a vagar eternamente por
los mares. Desde entonces, el Holandés Errante es conocido como un barco
fantasma que aparece en medio de tormentas, iluminado por luces fantasmales. Se
dice que su presencia es un mal presagio, y los marineros que lo han avistado
aseguran que la tripulación del Holandés Errante está condenada a la eternidad,
intentando en vano encontrar el puerto seguro que les permita descansar en paz.
Se cree que la leyenda pudo haber
sido inspirada por eventos reales, como naufragios y tragedias marítimas
ocurridas en la región. La figura del capitán terco y la maldición eterna
también reflejan las creencias y supersticiones marítimas de la época.
A lo largo de los siglos, la leyenda
se ha entrelazado con la mitología y las historias de fantasmas marinos,
convirtiéndose en una narrativa que ha perdurado y se ha transmitido de
generación en generación. Hoy en día, el Holandés Errante sigue siendo una de
las leyendas marinas más conocidas y ha dejado su huella en la literatura, el
arte y la cultura popular.
El Holandés Errante también es
conocido por su asociación con la ópera "El Holandés Errante"
("Der fliegende Holländer" en alemán), compuesta por Richard Wagner.
Esta ópera es una de las primeras obras maestras del compositor alemán y fue
estrenada en 1843.
Es la segunda ópera importante
compuesta por Richard Wagner (Leipzig, 1813–Venecia, 1883). La idea para
escribir el libreto de la obra, según se puede leer en su autobiografía, “Mi
vida”, publicada en 1870, le vino tras las furiosas tormentas en alta mar que
sufrió en 1939, en un trayecto en barco entre Riga y Londres. El periplo estaba
previsto que durara ocho días, pero la furia de los elementos hizo que
terminara durando veintiuno.