EL DIOS DE LOS HOMBRES Y DE LOS DIOSES
El titán Cronos era hijo de Urano, dios del cielo, y de Gea,
diosa de la tierra. Urano reinaba en el mundo y fue cruel con su esposa, sus hijos, los titanes, los
hecatónquiros (100 gigantes armados) y los cíclopes. A éstos los mantuvo
prisioneros en el cuerpo de su madre, encerrados en lo más profundo de la
tierra para que no viesen la luz. Gea sufrió dolores terribles como
consecuencia de esto. Con la ayuda de una hoz que le había dado su madre,
Cronos castró a su padre y se hizo con el control del Universo. Se casó con su
hermana Rea y pronto se convirtió en un tirano como su padre. Volvió a
encerrar a los cíclopes y devoró a sus propios hijos al nacer, ya que le habían
anunciado que uno de ellos le destronaría. Hestia, Deméter, Hera, Hades y
Poseidón sufrieron este martirio; eran hermanos de Zeus.
Cuando Rea volvió a estar encinta pidió ayuda. Gea y Urano, que le
revelaron el secreto de los Destinos y le enseñaron como burlar a Cronos.
Cuando el niño nace, Gea lo esconde en una caverna, al mismo tiempo que a
Cronos le era entregada una piedra envuelta en mantillas, a la que devoró sin
notar la diferencia.
Zeus llegó a la madurez, obligó a Cronos a vomitar a sus hijos, que estaban deseando vengarse de su padre. Los titanes, al ser liberados por Zeus del Tártaro, le dieron el rayo, el trueno y el relámpago, armas con las que destronó a su padre.
Zeus venció en la batalla contra Cronos y desde entonces, gobernó el cielo, y sus hermanos Poseidón y Hades recibieron el poder sobre el mar y el submundo.
Zeus codiciaba a la Titánide Metis, quien adoptó muchas formas para eludirlo, hasta que por fin la atrapó y la dejó encinta. Un oráculo de la madre Tierra declaró entonces que daría a luz a una niña y que, si Metis volvía a concebir, pariría un varón que estaba destinado a destronar a Zeus, como Zeus había destronado a Crono y Crono había destronado a Urano. En consecuencia, habiendo instado a Metis con palabras melosas, a que se acostara sobre un lecho, Zeus abrió la boca y se la tragó; este fue el fin de Metis, aunque él pretendía luego que ella le aconsejara desde dentro de su vientre.
Cuando transcurrió el tiempo debido, Zeus sintió un furioso dolor de cabeza al dirigirse a las orillas del lago Tritón, hasta el extremo de que parecía que le iba a estallar el cráneo, y lanzaba tales gritos de ira que todo el firmamento resonaba con su eco. Entonces Hermes acudió en su ayuda y llamó a Hefestos para que abriese una brecha en el cráneo de Zeus; de esta brecha salió Atenea, armada completamente y dando un potente grito.
Metis era la Titánide del cuarto día y del planeta Mercurio, quien gobernaba toda la sabiduría y conocimientos. Al devorar a Metis, se atribuyó toda la sabiduría a Zeus y desde entonces, se instaura el señorío supremo patriarcal de Zeus.
Zeus era el más prominente de los dioses del Olimpo; todos los demás estaban forzados a someterse a su voluntad. Zeus es quien abre el camino de la razón y les enseña que el verdadero conocimiento sólo es obtenido mediante el dolor. Zeus no puede intervenir en las decisiones personales, cada cual debe de vivir en su soledad su propia experiencia personal, y él se limita exclusivamente a premiar los esfuerzos sinceros y a castigar las impiedades.
En la obra del poeta griego Homero, Zeus sale representado de dos maneras diferentes: dios de la justicia y de la clemencia, y responsable del castigo a la maldad.
La civilización griega se fue configurando hacia el año 2000 A.C. y se desarrolló plenamente en el año 700 A.C. Durante esas fechas aparecieron tres colecciones clásicas de mitos: La Teogonía del poeta Hesíodo y la Iliada y la Odisea del poeta Homero.
En la mitología griega los dioses se parecen físicamente a los seres humanos y también tienen sentimientos humanos. La mitología griega no incluye revelaciones especiales ni enseñanzas espirituales, como se ha dado el caso en otras religiones.
Ahora, nos deleitamos con unos versos de Homero, sobre Zeus.
" Él, cuyos ojos omnipresentes contemplan el mundo; Él, eterno atronador se siente, entronado en oro; Él, hace el alto cielo del banquillo de sus pies y por debajo de él todo el Olimpo tiembla".
“Ordenó Zeus a Temis que por las cimas todas del Olimpo fuese convocando a los dioses al Ágora, y voló ella de un lado para otro, intimándoles a acudir a la morada de Zeus. Y no hubo de faltar , excepto Océano, ningún río ni ninguna de las ninfas que habitaban en los amenos bosques, en las fuentes de los ríos y en los prados herbosos. Llegados que fueron a la morada de Zeus, que amontona las nubes, todos los dioses se sentaron bajo los pórticos brillantes que para el padre Zeus había construido Hefesto. Hasta el mismo Poseidón, al oír a la diosa, acudió desde el mar; y se sentó en medio de ellos, e interrogó a Zeus acerca de lo que pensaba: ¿ Por qué, ¡señor del brillante rayo!. Al ágora convocas nuevamente a los dioses?”
“ El padre de los hombres y de los dioses tronó con fuerza en las alturas; y Poseidón conmovió la tierra inmensa y las cimas de las montañas; temblaron las raíces del Ida, de numerosos manantiales y el subterráneo rey de los muertos se estremeció y salió espantado de su trono; y gritó, temeroso de que Poseidón, el que conmueve la tierra, se rasgase y se mostraran a mortales e Inmortales las moradas repulsivas e infectas que producen horror hasta a los mismos dioses: tan terrible y espantoso fue el encuentro de los dioses”.
“ Cuando Zeus quiere, aumenta o disminuye la virtud humana, porque para eso es el más poderoso”.
“ Rápido es el lenguaje humano y abunda en discursos que se multiplican por una y otra parte”.
“ Deja de hablar, por tanto, y probemos ambos nuestras lanzas de bronce”.
Luego, se casó con su hermana Hera y ésta era muy celosa, pero Zeus en el amor era insaciable. Hera fue la esposa legítima de Zeus y la diosa más importante de todas las diosas. A ella la conquistó porque se disfrazó de cuco enlodado y al verlo tan desvalido lo calentó junto a su pecho; así la consiguió. Cuentan que la noche de bodas de la ceremonia de la boda duró trescientos años.
Zeus, perpetuando la especie, se dejó arrastrar por sus pasiones y mantuvo relaciones con mortales, inmortales, del género femenino y también masculino El número de sus hijos fue inmenso, de ahí que todos los griegos pueden descender de él.
Una de las obras de Fidias es el Zeus en el Templo de Olympia, desaparecido. Dicen que medía doce metros y casi rozaba el techo. Era una de las siete maravillas del mundo antiguo. Zeus estaba sentado en su trono y portaba en su mano izquierda un cetro y en la derecha sostenía a Victoria.
Tan solo los Hados, las Parcas o el Destino se atrevieron a contradecir su voluntad y continuaron imponiendo sus irrevocables decretos. Como asistente especial, Zeus tenía a Victoria, o Niza. Ella estaba siempre dispuesta a obedecer sus órdenes y siempre estaba a su lado. Decían que su amor hacia él era tal que sostenía una imagen suya en la mano. Fama, la diosa de las cien lenguas, proclamaba con su trompeta todo lo que él deseaba, sin cuestionarle absolutamente nada. La diosa Fortuna también le acompañaba balanceándose en una rueda que estaba en continuo movimiento.
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