HÉRCULES Y LA CIERVA EN LA COLINA
En esta prueba Hércules va a tener que decidir entre las muchas voces cuál de ellas le va a despertar la obediencia de su corazón. Está prueba va a ser de gran simplicidad en el exterior y va a despertar en el interior su sabiduría y la rectitud de su poder de elección.
En el cuarto portal permanecía Hércules y había
un profundo silencio. El no pronunció ninguna palabra ni emitió ningún sonido.
Más allá del portal se extendía un paisaje extenso. En el horizonte lejano se levantaba un templo el del dios Sol. Sobre una colina cercana estaba parado un cervatillo.
Hércules escuchó una voz que salía del
brillante círculo de la luna, que es el hogar de Artemisa. Y ella, el hada, le
advirtió con estas palabras: “La Cierva es mía,
por lo tanto, no la toques”.
Entonces, surgió Diana, la Cazadora de los Cielos, la hija del sol.
Saltando hacia la cierva con sus pies calzados con sandalias, ella también
reclamó la posesión.
"No es así", dijo Artemisa, la más hermosa doncella: "La cierva es mía y mía debe permanecer. Demasiado joven hasta hoy, ahora puede ser útil. La cierva de astas de oro es mía, no tuya, y mía permanecerá".
Hércules de pie entre los pilares del Portal,
escuchó y oyó la querella y mucho se asombraba mientras las dos doncellas
disputaban por la posesión de la cierva.
Otra voz llegó a su oído, y con dominante
acento dijo: "La cierva no pertenece a ninguna doncella, ¡oh, Hércules!,
sino al Dios cuyo santuario tú ves en aquel monte distante. Ve y
rescátala, llévala a la seguridad del
santuario y déjala allí.
Las dos seguían los movimientos de la Cierva y
los movimientos de Hércules persiguiendo a la Cierva de un punto a otro Y cada
una de ellas con sutileza le engañaba. Y así hicieron una y otra vez.
Durante un año la siguió de lugar en lugar, hasta que llegó a un tranquilo estanque donde, cansada de su carrera, la encontró durmiendo sobre la hierba .
Con paso silencioso,
extendida mano y ojo inmutable, él disparó una flecha hacia la gama y la hirió
en su pata. Estimulando toda la voluntad de la que estaba poseído, se acercó
más, y no obstante, la cierva no se movió. Así se adelantó más cerca, y ciñó a
la cierva en
sus brazos, cerca de su
corazón. Y Artemisa y la bella Diana eran espectadoras.
Artemisa y Diana reclamaron la posesión de la cierva, Hércules también la reclamó como suya , entonces, el Dios Sol dijo: “Todos los hombres son míos. La gama es asimismo mía, no vuestra. No del hombre, sino mía".
Entonces Hércules cargó la gama hasta el
sagrado santuario de Micenas llevándola hasta el centro del lugar sagrado y
allí la dejó. Y Hércules, volviendo de la prueba, pasó nuevamente a través del
Portal y encontró su camino, de regreso al Maestro de su vida.
Hércules desde el portal, vio al cervatillo en la colina parado y dijo entonces ¿es que no he ejecutado bien la
prueba maestro?
La palabra "cierva" viene de una
antigua palabra gótica que significa "el que debe ser capturado", en
otras palabras, lo que es elusivo y difícil de aprisionar. Esa gama era sagrada
para Artemisa, la diosa de la luna; pero Diana, la cazadora de los cielos, la
hija del sol, también la pretendía y hubo una querella sobre la pertenencia.
Hércules aceptó el encargo de Euristeo y se equipó para capturar la dócil
cierva.
Gracias, cada día me gustan más estás esplicaciones mitologicas- simbólicas.
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