martes, 9 de noviembre de 2021

LA RUEDA DEL ZODÍACO. HÉRCULES Y EL SENDERO.

AHORA, SABEMOS EL POR QUÉ.


 

Y aquel que rige el Universo, mira y observa los hombres, qué son los hijos de Dios.

 Él ve su luz y cómo van recorriendo en círculo a través de los doce grandes portales y cómo se van abriendo y cerrando. su luz es poco clara al principio porque aprenden lentamente. Su tendencia es egoísta en sus aspiraciones y suelen ser muy oscuros sus actos.

 La verdad la comprenden lentamente, pero deben purificarse de su naturaleza para seguir recorriendo el sendero y superar todas las pruebas. El gran anciano observaba el girar de la rueda y uno de los hombres llamaba su atención constantemente,  y preguntó: ¿ quién es aquel cuya luz puede ser vista desde aquí, entre tanta oscuridad?

Y llegó la respuesta: “Es el alma que,  en el sendero de la vida experimenta y busca la clara luz de la inteligencia, es un alma que lucha”.

Pues dile de mi parte que viaje alrededor del círculo y que, a través del mismo, encontrará lo que busca.

Vigila sus pasos y cuando tenga un corazón comprensivo, una mente anhelante y una mano diestra,  ¡traédmela!.





Nuevamente pasaron los siglos. La gran rueda giró y, girando, llevó a todos los hijos de los hombres, que son los Hijos de Dios sobre su senda.

Ellos encontraron el sendero. Pasaron los Portales y se esforzaron hacia la cima de la montaña, y hacia el lugar de muerte y sacrificio. El Maestro vigilante vio un hombre emerger de esta multitud, subir a la Cruz fija pidiendo hazañas que cumplir, servicios que rendir a Dios y al hombre, y buena voluntad para recorrer el Sendero hacia Dios. Se paró delante del Gran Ser que Preside, el cual trabaja en el Concilio de la Cámara del Señor y oyó adelantarse una voz:

"Obedece al Maestro en el Sendero. Prepárate para las últimas pruebas. Pasa a través de cada Portal y en la esfera que ellos descubren y guardan, ejecuta el trabajo que convenga a su esfera. Aprende así la lección y empieza con amor a servir a los hombres de la tierra".

     Luego le llegó al Maestro la palabra final: “Prepara al candidato. Dale sus trabajos a realizar y coloca su nombre sobre las tablas de la Senda viviente". El tibetano.




      Trazaremos la historia de Hércules y su esfuerzo al emprender ciertas tareas de una naturaleza simbólica pasando por ciertos episodios y los logros que caracterizan al hombre que busca liberarse de esa cruz a la que está fijado. Él representa al encarnado, aún no perfeccionado Hijo de Dios, quien con determinación toma en sus manos la naturaleza inferior y voluntariamente la sujeta a la disciplina que producirá eventualmente el surgimiento de la divinidad.

Es un descarriado pero sinceramente fervoroso ser humano, conocedor inteligente del trabajo que tiene que cumplir.

    En este sendero, Hércules se somete a un proceso madurador, para que la flor del alma pueda expandirse rápidamente. La inevitabilidad de la perfección humana tiene su base en la voluntad para plasmar su huella en ese camino.

   Los misterios ocultos y las fuerzas latentes en los seres humanos, necesitan ser descubiertos y requieren ser utilizados de una manera divina y de acuerdo con un divino propósito, inteligentemente comprendido.




   Nuestro propósito es presentar un aspecto de la astrología distinto al que habitualmente se nos ha presentado. A medida que Hércules pasa por todos los signos del Zodíaco, expresa sus características, y en cada signo, logrará algún conocimiento nuevo de sí mismo, y a través de ese conocimiento demostrará el poder del signo y adquirirá los dones que él mismo concede. En cada uno de los signos lo encontraremos venciendo sus tendencias naturales, controlando y gobernando su destino, y demostrando el hecho de que las estrellas inclinan pero no controlan.

Cada uno de nosotros es un Hércules en embrión, y cada uno enfrenta idénticos trabajos; cada uno tiene la misma meta que lograr y el mismo círculo del zodíaco que abarcar. El trabajo a realizar tiene como objetivo principal, la eliminación de todo temor y el control de las fuerzas naturales de la naturaleza humana.

El hombre vive crucificado en la materia y las características de vivir bajo la regla de la materia son: el temor,  el individualismo, la rivalidad y la codicia.

 Los objetivos de competencia y egoísmo deben ser eliminados porque no forman parte de la confianza espiritual.

 Esta es la historia de nuestro sistema solar,  la historia de nuestro planeta y la historia del ser humano.

Cuando miramos hacia arriba los cielos estrellados, vemos la descripción de este gran drama, la historia de Hércules.




 Bibliografía: Los 12 Trabajos de Hércules, de Alice Bailey.


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