LA TEORÍA DE LA ARMONÍA DE LAS ESFERAS SE REMONTA AL FILÓSOFO GRIEGO PITÁGORAS.
Mientras escuchaba en una forja los golpes de martillos diversos, le vino en mientes una leyenda de Yámblico, según la cual se pueden expresar los valores de los sonidos en relaciones cuantitativas, en números y en términos geométricos. Con ayuda de instrumentos de cuerda, descubrió la relación entre la frecuencia y la altura del sonido. Según Pitágoras, el mundo entero se compone de armonías y números. Tanto el alma microscópica como el universo macroscópico se articulan, según él en proporciones ideales, que se pueden expresar con una secuencia de sonidos.
La altura de las diferentes notas planetarias sobre la escala musical celeste se determinaba por el tiempo que los planetas tardaban en recorrer su órbita, y la distancia se relacionaba con los intervalos entre los tonos.
Los filósofos de la antiguedad consideraban que el mundo estaba constituido por una armonía perfecta, es decir que desde la Tierra a los Cielos había una octava perfecta.
En toda línea evolutiva hay dos puntos en los que el movimiento no puede propagarse sin ayuda exterior. En determinados puntos es necesario un impacto adicional proveniente de una fuerza aparte. En dichos puntos hace falta ese impulso, sin el cual no pueden perpetuar el movimiento. Este principio del número siete lo encontramos por doquier, en la química, en la física, etc. En todo rige el mismo principio.
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