EL TORO SAGRADO.

EL CULTO AL TORO EN EL MEDITERRÁNEO

El más adorado de los dioses Toro, fue el famoso Apis. Era el Rey de la Luz y del Agua, del Nilo y del Sol. Este culto se extendió por todos los pueblos del Mediterráneo. Cuando los griegos llegaron a Egipto fue venerado como Serapis. Elegían a un Toro que debía de tener 28 o 29 marcas o señales para representar al dios. Según Estrabón, geógrafo e historiador griego: " En Memphis se eleva un Templo con una sala donde se halla el buey sagrado Apis, que se le identifica con Osiris". La elección de este becerro era muy compleja, ya que el toro debía de ser blanco o negro, pero con unas señales determinadas, como manchas en el lomo, en la cabeza, en la lengua, un triángulo en la frente que simbolizaba la forma de los astros. Plutarco, en " Isis y Osiris" dice que "la becerra sagrada era conducida al Templo del Sol en cada Solsticio de Invierno, para dar con ella siete vueltas. Los cuernos de este animal divinizado significan las fases de la Luna, así ajustaban el ciclo lunar con el solar, de ésto se encargaban los astrónomos; así es que la duración del ciclo lunisolar era de 29, 53 días".

Una vez elegido, este animal se convertía en divino y era trasladado al Templo donde era venerado como un dios renacido. Hasta allí llegaban las mujeres egipcias; las embarazadas o las que no habían conseguido el embarazo; se levantaban el refajo ante él y le enseñaban su sexo para conseguir una fecundación.

Este toro, cuando cumplía 28 años se le ahogaba en las aguas del río sagrado, simbolizando este ritual el ocaso del Sol, junto con los astros, que desaparecían en el mar.

El Serapeum de Saqqara, es una necrópolis subterránea donde fueron enterrados los Toros Sagrados. Allí se enterraron momificados los toros representantes de Apis. Está situada a 20 Km. de El Cairo. El complejo fue redescubierto por el egiptólogo francés Auguste Mariette, en 1851 y contenía 24 sarcófagos de granito y basalto, de entre 60 y 70 toneladas cada uno. Este complejo ha sido abierto al público recientemente, en el año 2012, después de haber sido restaurado. La mayoría de sarcófagos estaban abiertos y no se encontró ninguna momia; incluso uno de ellos que encontraron cerrado, al no poder abrirlo, lo dinamitaron, pero sólo encontraron polvo. Al ser tratados como dioses, los toros momificados se enterrarían con muchísimos tesoros y fueron expoliados. 

La Constelación Taurus dominaba el Oeste y aparecía en la época en que se podía navegar, de ahí, el nombre de las Pléyades ( pleo " navegar"). Era donde se situaba el " fin del mundo", la zona enigmática del extremo Oeste. Era la entrada a la Duat, según los mitos griegos y egipcios, naciendo así los mitos y leyendas unidos al Toro y La Atlántida.

Nuevamente, citamos a Estrabón, ya que es una fuente importantísima para situarnos por todo el Mediterráneo. El escribe sobre " las abundantes manadas de toros que vivían en el bajo Guadalquivir ( zona de Huelva, Sevilla) en España" .  " Los animales que pasan a las islas del río Tartessos antes de la pleamar, sorprendidos por ella, al subir o al bajar las aguas, suelen perecer por carecer de fuerza para luchar contra la corriente al intentar regresar".  "Otros, esperan a que se termine el reflujo para volver luego a tierra firme."

Este es el "Toro del Oeste" " El Señor de la Eternidad", esposado con " Las siete Athores". Según Díaz Montexano, en su Atlántida- Tartessos; ésta abastecía de metales a todo el Mediterráneo.

El rey atlántico era el más viejo de su pueblo, Argantonio, que fue el último rey de Tartessos y gobernó durante 80 años. " Había muchas leyes escritas en la Atlántida, que según se dice fueron promulgadas hace 8.000 años. Estrabón dijo que los turdetanos eran los más civilizados de los íberos. Conocían la escritura y tenían libros de más de 7.000 años.

La zona sufrió varios terremotos y tsunamis. La Biblia se refiere a la ciudad perdida de Tharsis, ciudad de los metales. Platón habla de esa ciudad portuaria, que tenía varios canales circulares, que estaba muy cerca de las Columnas de Hercules ( Entre Gibraltar y el extremo de Africa), que se podía acceder a ella sólo por un canal y que había ORO, PLATA, COBRE y un mineral fantástico, el ORICALCO, el cobre de montaña, que se usaba para rendir culto a Poseidón, dios del mar, de las tormentas, de los terremotos. Dicen que brillaba como el fuego. Aquí, se explotaron las minas de Rio Tinto más de 5.000 años.